El proceso comienza los cierres perimetrales y la instalación de oficinas y zona de obra, que da paso a la preparación del terreno. Después, las empresas encargadas de las construcciones llevan a cabo la cimentación creando las zanjas y encofrando con hormigón y los muros del sótano.
La siguiente fase es crear la estructura general y el hormigonado de pilares y forjados. Después, se impermeabiliza y se colocan los aislamientos necesarios y la cubierta. Cuando ya la promotora ha finalizado esta fase llega el momento de dotar al edificio de las distintas instalaciones como las de agua, calefacción, electricidad, gas natural… y todas las uqe se hayan proyectado en el contrato de obra. Por último se llevan a cabo los acabados interiores, la carpintería y la cristalería.
Llegado a este punto, la empresa promotora ya puede entregar los edificios, que están listos para ser habitados o servir de sede a las distintas empresas.